lunes, 7 de enero de 2008

Juana Roggero



*

Vuelta
del trayecto
del deshielo
del desconocido
al trayecto
taciturno, obvios
vuelta a la lágrima profunda
vueltas a los sentidos, a las arañas, a los lampiños, a los estallidos
calesitas azules
viento.

*

Si supieras
cuántas veces cuánto
y la mitad de esas veces me niego.

Entonces me suelto
o me soltaría
para decirte
cuánto me importás.

No siendo
la mitad mía ni la de nadie
así lo decido
entonces te vuelvo
a repetir que te quiero.

Me excedo a veces
llegando a la mitad
del final
y no me extraño
entonces
de no extrañar.

Sigo pensando que
siendo TAN
lindo
y yo
mirando el fuego
a mí misma
llorando de tristeza por lo que veo

no puedo dejar
de creer
que me parezco a una lámina.

Pero en algún instante
me recorriste
me dejé recorrer
nos miramos.

Y si supieras
mucho más de lo que sabés
mucho menos entonces
te daría quizás
algún beso.

*
Anhelo de conciencia. Lluvia desplomada y mi desafío. Gritos. Me gusta la cámara lenta. Se despierta el coro que alienta. Lluvia que seduce al revés. Al contrario.

*
Exploto y apenas lo noto. Algo se desliza, cae y no es ninguno. Lo des-eterno, la desilusión, la detonada. Algo está explotando. Dudo de querer percibirlo, ahora. No me sale sentarme, y no me siento. Descontrolo de tormenta, hago un pase, temo. Aquello está roto, pero lo de ahora está estallando. No hay do que se sostenga.

*
La fuerza de la matriz, el abrazo... Busco terriblemente quedarme sin aliento mil veces. Y me retomo en fragmentos, me dejo suavizar por la cámara lenta...
Otra vez...

*
Del aire me lanzo a buscar la cúpula, alcanzo alguna parte de su estallido, me aparto sonrío me dejo, del aire que danzo se cae la brújula, tomo parte de su vestido lo vuelvo harapos, me alejo a veces de a poco, me alejo me dejo sonrío.
*Olvidar este paisaje, perder la conciencia del cemento y restar. Callado esfuerzo del hormigón. Tres bestias miran, colores, voy.
*
Cansada.Los espejos repiten, la chancha mira y queremos que reviente. Ni bares quemados, ni otoños calientes, ni la estupidez de tu murga. El ganso patoso mira... (No te acerques.)

*
La cara de la luna ecléctica destilaba, sabía moverse dentro de los círculos ama polos, siendo dobleces agudos y extravíos añorados, la vuelta sin ciertos ni exactos ni empolles de cristal.

*
En el final morir de luces, señora, morir de luces. Quiebra que te quiebra, te da el ahora, te da permiso para subir el volumen. Me dijeron que hace frío, y, te escucho,“compromiso”, te escucho. Digo “tremendas”, sueño ahora con mañana a la tarde cuando vuelva a no verme, cuando me llene de luces, de techos de carpas cosidas,de puestos de verano de unas solas noches. ¡Olor! Olor Olor a quincho y parrilla, a guitarra deseada, a canciones dedicadas. Rueda que te gira y te gira, te vuelve oblicua y sedienta. Porque me dicen que es verano, de los “calientes”, como esos que tienen carnaval. Bombo, matraca, gritos. Fuego que también baila. Digo “alegría” de no verme, no me formo, usted no entiende mucho, señora. Morir en la mitad y reventar de luces.



*
Enjambre
llovizna púrpura
se aletea
se sabe…
Se regala el espectáculo de las bocas. No es un momento privado. Lo saben. Siguen moviéndose para dar vida al cuadro. Es un baile de pasos lentos y coordinados. Ellos se acuerdan que hubo un antes y disfrutan de la memoria del desconocimiento previo. Uniendo los tiempos, pueden adorarse más.

El relajo. La falta de sudor en las manos. El abrazo como entreacto. La elongación, los latidos pausados. La calma feroz.

*
Sombra mala sombra de aquel, de aquel que ya no, que yace en la mala, que acuna callada en la sombra y se viste de fuego, y en fuego yace y en fuego calla, la sombra mala de aquel que acuna aquel fuego que calla, que calla y yace y se viste, que ya no, sombra mala sombra.

*
Vos me peyorás cuando me decís que ya me conocés. Y vos me querés remendar después de pasar algunas horas en el triste remiendo, mediocre remedio por haberme peyorado. Y vos buscás a medias la nota que no, la que no es a medias de mí, la traba de que ya me conocés y no hay más y me convierto en zona explorada y conocida, sin secretos sin baúles sin remiendos. Sin la nota esa que no, con tus horas tristes y peyorativas y con tu traba. Y yo y la que no es a medias de mí lloramos. Porque nos sentimos peyoradas. Conocidas y tristemente peyoradas.

*
Tengo miedo a las cavidades, a los huecos de las cavidades. A lo que suena. A lo que nunca va a estallar. A las minas que no están escondidas. A mi extranjera. A lo que no puede dejar de sonar. A los huecos.
A los ecos.
Al quiebre.

*
Los dedos apuntan hacia el fluir, el creyendo, la huida. Sigo el movimiento oyendo los pulsos. Empiezo a flotar. Caigo sin soltarme, caigo. Sigo vibrando y aumentando en dolor, siento el ruido. Tenso todo el cuerpo en la corriente, sigo. Oigo el volumen que sube. Crezco en sinfonía, miro el punto que se acerca lleno de luces. Rompo, caigo.
Omitir todo lo demás.
*Juego de fuerza, prendida de una y varias noches. Recorro el témpano poco estudiado de antes de ayer. No duermo, vuelvo. Puedo deshacer el nudo, puedo no llorar.
*
Cuánta necedad
yo aquí
sonando
casi como ellos
casi como yo

la historia
olvidada por los que están cuerdos
¿la razón te demora?

Digo ya no
no la siento no me explota

¿y qué canción nos salva ya?
como si alguna…

NO FEAR
dicen, como si, como si

sé que no se puede
Prohibido mentir, lo dice María
y yo me acuerdo.
Juana Roggero (1980)
A mi hermana, a su claridad. Abrir la puerta para ir a jugar, tirarse del sol, y después llorar. Sentir el goteo sobre la chapa, ese goteo de lluvia vieja. juana_roggero@yahoo.com.ar

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